España vivió un fin de semana agitado, el referéndum secesionista de Cataluña ha sido la luz que muestra las fisuras de un país diverso, con diecisiete autonomías que están lejos de vivir en total cordialidad.
Una vez se abrieron los puestos de votación este domingo, la represión se hizo sentir en varios lugares del territorio catalán, en cifras de la Generalitat de Cataluña fueron más de 844 personas que requirieron atención médica, las Policía Nacional desalojó puestos de votación en Barcelona, y la Guardia Civil en pequeñas municipalidades.
Las imágenes en redes sociales y medios de comunicación mostraron un espectáculo bochornoso, de una situación que al parecer, pudo ser tratada de forma mucho más asertiva. El Presidente Mariano Rajoy lejos de salir con un discurso conciliador afirmó: “Hemos hecho lo que teníamos que hacer, actuando con la ley y solo con la ley” y describió el referéndum como no menos que una escenificación.
Pero ¿Qué tanta legalidad tiene este referéndum?, Primero, cabe destacar que la justicia española en cabeza de sus tribunales desestimó este acto, incluso Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ordenó que no se usarán locales públicos para efectuar tal acto ilegal, y segundo, si bien la Generalitat afirmó que fueron más de 2,2 millones de personas las que participaron y cerca del 90% dijo si, no han podido explicar ni el censo utilizado, ni el método de reconteo de votos, y de hecho se reportó en varias mesas la toma de números de identificación a mano en hojas blancas para poder votar, sin ningún tipo de control o certeza sobre el mismo.
Pero si bien el referendo pudo ser una escenificación como afirma Rajoy, es también un acto de profundo significado simbólico. ¿Cómo es que este país llegó a este punto de intención secesionista?.
Si bien este referéndum es ilegal, si bien analistas afirman que este método que reclama el derecho de autodeterminación de los territorios no es constitucional, y más aún requiere al menos preguntar al resto de España, todo esto queda desvirtuado frente a los actos de violencia, y la victimización de los líderes independentistas.
La derrota mediática para Rajoy y para los opositores a las intenciones independentistas es abrumadora, las redes sociales estallaron con hashtag como #FuerzaCataluña y desde imágenes de personas ensangrentadas, hasta las clásicas fotos falsas enlutaron la jornada.
Ahora la interrogante cae sobre el Gobierno Español, un Rajoy debilitado, y unos partidos que no parecen ponerse de acuerdo sobre cómo abordar la crisis. La reflexión es al diálogo, a que realmente se haga un esfuerzo por escuchar a los catalanes, y plantearse si es necesario la independencia, pero al menos una pacífica y que haga honor a las reglas mínimas de la democracia.