La política peruana está terminando una de sus semanas más difíciles de los últimos años. Con la renuncia de su presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se desploma lo poco que quedaba de la estabilidad política del país. Ahora, aferrados a su constitución, los peruanos se enfrentan a un dilema de inmensas proporciones, pues el Congreso en su mayoría Fujimorista, tendrá que seguir viéndolas con un Gobierno contrario, esta vez dirigido por el hasta hoy vicepresidente Martín Vizcarra.
¿Por qué cae el presidente?
Es erróneo pensar que PPK cae simplemente por el tema Odebrecht, lo que sería una lectura muy plana de la crisis, en realidad este tema lo enfrentó en diciembre pasado, cuando las fuerzas del congreso buscaban tumbarlo por supuestos dineros recibidos a una de sus empresas, mientras era Ministro del presidente Toledo, un intento de tumbarlo que fracasó luego de negociar con Kenji Fujimori, hijo del expresidente Alberto Fujimori, y que terminó por declinar la votación en favor de PPK, quien días después concedería el indulto a un condenado y enfermo expresidente.
La hermana de Kenji, Keiko Fujimori, quien perdió las elecciones con PPK con un estrecho margen, tomó la delantera con el resto de la bancada del partido mayoritario en el congreso, y a través de unas grabaciones demostrarían que realmente el Gobierno de PPK tranzó los votos que buscaban tumbarlo, el ataque final que terminó por tumbar al presidente.
¿Victoria contra la corrupción?
Vienen días difíciles para en Perú, primero, es desacertado afirmar que se trata solo de una victoria contra la corrupción, en realidad, y por más cuestionamientos que posea el saliente mandatario, la realidad es que es una vieja clase política que ya ha gobernado ese país está dividida, y hoy demuestran una insostenible ingobernabilidad, que se reproduce en la eterna batalla entre Legislativo y Ejecutivo.
El Legislativo en manos del Fujimorismo gana, pero pierde la estabilidad de su país, de ahí que propuestas como la que hace la Líder de izquierda Verónica Mendoza, en cuanto a la necesidad de llamar elecciones cuanto antes, parezcan razonables, pero poco probables por ahora.
Mientras tanto Vizcarra tendrá la dura batalla de encontrar una salida a semejante dilema, y renovar las relaciones con un congreso opositor. Vizcarra estaba aislado, este Ingeniero y Exministro de Transporte, era Embajador de Perú en Canadá, y observaba desde la distancia el desplome del presidente, que intentaba dejarlo apartado de todo el debate.
¿Y Colombia?
Finalmente cabe la pregunta que muchos político colombianos a través de twitter han intentado resolver, bajo la lógica: si el presidente de Perú cae por Odebrecht por qué no el de Colombia?.
Las circunstancias son totalmente distintas, primero, porque Santos no tiene un Congreso de mayoría opositora, segundo, porque en este caso no se acusa directamente al presidente de recibir dinero de Odebrecht para lucro personal en una empresa que está a su nombre, y tercero, porque el sistema político colombiano da un inmenso valor a la estabilidad presidencial como norte de la estabilidad política.
Sin duda alguna, una prueba de fuego para la democracia peruana.